Hacer proYucto; ni proyectos, ni producto. El laberinto en el que te metes sin darte cuenta.
Además te cuento una forma rápida en que puedes ayudar a exponerse a emprendedores de zonas de desarrollo que lo necesitan.
Solemos hacer proyectos. Y a veces creamos productos. Pero el camino al proYucto es ancho y fácil, y si no tienes cuidado, acabarás yendo por él, y retroceder no es nada fácil.
Resumen ejecutivo, por si vas con prisa
Puedes construir producto mediante proyectos. Pero hay proyectos que no necesitan construir producto. Mezclar las dos cosas (proYucto) es malo.
Hacer un producto requiere MUCHA más inversión (esfuerzo, tiempo y dinero) que hacer un proyecto. También puede aportar mayores beneficios.
El camino hacia el proYucto llega cuando teniendo que decir NO (a un cliente, a un requisito, a un plazo, a una funcionalidad…) acabas diciendo que sí. Una vez iniciado el camino del proYucto, es MUY difícil volver atrás.
En mi experiencia
He tenido la suerte (ciega, buscada, estudiada o construida… o seguramente una mezcla de las cuatro) de trabajar durante 20 años construyendo productos.
A veces eran productos digitales, a veces eran productos físicos y a veces mitad y mitad (era la época en que construía software pero vendía hierro).
Cuando he hecho proyectos para construir producto, el reto principal era sincronizar diferentes proyectos que actuaban sobre el mismo producto.
Esto pasa porque la estrategia es incrementar a la vez distintas partes del producto (p.e. añadir un nuevo modelo de cámara y mejorar los algoritmos de detección facial para todos los modelos anteriores).
Aprendí que ejecutar frecuentemente las pruebas de integración ayuda a detectar cuándo el avance de un proyecto ha roto al otro.
Pero también aprendí q una matriz de funcionalidad y componentes te permite PREVER qué es lo que se va a romper antes de que se rompa. Desde entonces he intentado varias veces construir esas matrices
fallando miserablementecon diferentes grados de éxito. Si tienes alguna experiencia q compartir, te leo en comentarios ;)
Cuando he construido un único producto durante años, el reto técnico ha sido crear y mantener un equipo que escale conforme lo necesite el producto.
El tridente “Calidad + Seguimiento + Producto” siempre me resultó útil.
En equipos pequeños, personas responsables de cada parte.
En equipos grandes, esas personas se convierten en áreas, y el tamaño de cada área depende del punto en el q está el producto (no es lo mismo cuando estás definiendo que cuando ya tienes un MVP) y del mercado (no es lo mismo cuando tu producto puede matar gente que cuando no)
Sobre El Tridente podríamos hablar un post entero. Si te interesa, avísame y me pongo.
A veces he trabajado en proYucto.
Ojo porque la transición a proyUcto se hace sin darte cuenta, pero es muy difícil revertirla. Ese segundo cliente para el q puedes hacer una adaptación fácil de tu proyecto. O una necesidad urgente de cumplir tiempo o plazos A PESAR de lo q pida el mercado o la madurez del producto. Normalmente esto pasa porque la tensión de venta a corto plazo supera a la resistencia de la unidad de producto a largo.
Para pelearlo:
Mantener unida la dirección comercial y la del producto ayuda. Cada vez que he trabajado con separación grande entre ambas, lo he acabado lamentando.
Aquí la estrategia la marca la dirección general, así que tienes poca palanca, pero siempre es buena idea recordar que es más fácil y menos arriesgado revertir un NO a un cliente que un Sí.
Y siempre recordar que tienes un proyecto la primera vez que un cliente te dice sí. Pero solo tienes un negocio la primera vez que puedes decirle a un cliente que NO.
(Consejo no solicitado: Si alguna vez te has sentido mal por trabajar en un producto que acabó cerrándose, échale un vistazo al Cementerio de Google, con los 300 productos que Google ha descontinuado en los últimos 20 años… ¡a quince por año!)
Dónde está el problema…
Trabajar en modo Producto es una cosa.
Trabajar en modo Proyecto es otra.
Mezclarlas crea problemas.
Un proyecto es un esfuerzo temporalmente limitado.
Mientras que un producto es un esfuerzo que durará hasta que muera el producto.
Un proyecto se entrega a un cliente conocido (que te encargó el proyecto),
mientras que un producto se vende a varios clientes que puede q ni siquiera conozcas (p.e. B2C).
Un equipo de proyecto tiene fechas de asignación y finalización previstas.
Un equipo de producto crece/decrece orgánicamente durante la vida del producto.
Trabajar en proyectos y producto a la vez, es posible (¿necesario?).
Normalmente puedes desarrollar un producto mediante uno o varios proyectos.
Pero confundir proyecto con producto, mata. Al equipo, al cliente y al proYucto.
El camino hacia el proYucto está empedrado de buenas intenciones
Por qué pasa…
Trabajar en proyecto es más habitual (si buscas en LinkedIn encontrarás 4 veces más project managers que product managers), pero trabajar en producto tiene mucho más potencial porque escala (puedes venderle el mismo producto a varios clientes).
Así que tenemos un incentivo muy grande para convertir nuestros proyectos en productos.
Pero
Un proyecto tiene unas funcionalidades acordadas con el cliente. Alcanzadas las funcionalidades, objetivo cumplido y a cobrar.
Mientras que un producto tiene que reaccionar (añadir/quitar funcionalidades) a partir del feedback del mercado. El producto va MUCHO más allá de la primera versión.
Pero un proYucto intenta hacer impacto desde la primera versión (porque en el fondo es un proyecto) y así nos sorprendemos cuando esa primera versión no consigue el ROI esperado. Si intentamos suplir esa carencia de market-fit con más esfuerzo de marketing, chocaremos contra un muro porque el problema no es el marketing, el problema es que el ciclo de vida de un producto y un proyecto no son lo mismo.
Un libro para ayudarte…
Hacer productos es difícil. Y si el fundador de Stack Overflow y creador de Trello recomienda “el único libro que conozco que contiene todo lo que requiere para ser un buen program manager”, seguramente deberías echarle un ojo. Es el número 8 de la Biblioteca.
El conocimiento real que proviene de fallos reales es la mayor forma de progreso, mientras tengamos la valentía de examinarlos y aprender de ellos. Por eso Boeing mantiene un libro negro de lecciones aprendidas de sus fallos de diseño e ingeniería. Boeing usa este libro para ayudar a los nuevos diseñadores a aprender de los intentos fallidos del pasado.
Scott Berkun
Cómo arreglarlo
Saber si estás trabajando en modo proyecto o en modo producto impacta en tu forma de trabajo, en la composición de tu equipo y en los ciclos de desarrollo.
Pistas para entender qué está pasando.
Primero, la pasta:
Si un cliente te va a pagar el esfuerzo que estás haciendo: estás trabajando en proyecto.
Si tu empresa está pagando el esfuerzo del desarrollo: estás trabajando en producto.
Si VARIOS clientes te van a pagar EL MISMO esfuerzo de desarrollo, estás trabajando en proYucto.
Segundo, las ideas:
Si el cliente te está diciendo qué necesita, pero también cómo resolverlo: estás trabajando en proyecto.
Si has averiguado qué necesitan los clientes, y tú defines cómo resolverlo: estás trabajando en producto.
Si a veces puedes aplicar tus propias ideas, pero a veces estás limitado por lo que dice UN cliente, estás trabajando en proYucto.
Una vez que sabes en qué estás trabajando, la forma de evitar recorrer el camino hacia el proYucto es gestionar el alcance.
En proyecto cada añadido al alcance debería estar justificado a nivel de presupuesto (lo vas a cobrar)
y en producto debería estar justificado por un ROI (más clientes o mayor precio).
Si te encuentras modificando/ampliando el alcance sin tener clara la contraprestación, has dado tus primeros pasos en el mundo del proYucto.
Los enfoques Agile ayudan en el sentido de que comprometen el alcance con las otras variables (coste, tiempo de entrega, calidad). Úsalos si tienes la suerte de tener un cliente Agile.
Algunos dibujetes sobre proyectos y productos
¿Quieres ayudar a emprendedores que lo necesitan?
Hasta el día de los Reyes Magos, los beneficios de Tiempo de Exposición van a ayudar a emprendedores de zonas en vías de desarrollo.
Llevo unos años participando en una plataforma de microcréditos colaborativos (kiva.org).
Lo bonito es que, al reinvertirse una y otra vez cuando los emprendedores devuelven el crédito, el impacto que mi aportación ha generado, se ha multiplicado por tres.
Esta semana de Navidad, todos los beneficios de las ventas de Tiempo de Exposición van a créditos fáciles para emprendedores. Y seguirán allí, reinvirtiéndose una y otra vez. Ya hemos pasado de los 50€… ¿Conseguiremos llegar a los 100?
Entre la gente que recibió créditos está Zarafo, que compró a crédito su nueva máquina de coser, Pili, vendedora de bolsos en Tanzania, y Olvin, un agricultor que pudo automatizar sus campos con una desgradanora.
Si te faltaba una excusa para ir a Amazon, y comprarte un ejemplar de Tiempo de Exposición, aquí tienes una que además de ayudarme a mi, ayudará a otros.
Porque cuando algo tiene impacto, hay que compartirlo.
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